domingo, 26 de diciembre de 2021

Dos eternidades (y un segundo de depresión entre ellas).

 Posiblemente sea la tenacidad la única virtud que nos queda a los mediocres, hasta el punto de que mi estado de ánimo depende exclusivamente de mi capacidad para no rendirme. Si no debo rendirme, es porque la vida es todo cuanto realmente queda, y el tiempo fugaz, es un aparente milagro irrepetible. Al menos que no seamos más que un cerebro en un frasco, rememorando vidas pasadas en una civilización atemporal, lo que es aparente es que esto es todo cuanto nos queda. Y entonces para qué merece la pena luchar por nada. ¿Solo para que la vida siga alimentándose de ella misma? 

Se pierde la conciencia única e irrepetible que somos, volvemos a la nada. Un segundo entre dos eternidades, o sea, nada. 

Cuando caigo en esta pesadumbre, no entiendo qué sentido tiene una civilización como la nuestra, que ya solo es alimentada por promesas vanas de mejores bienes materiales. Ya no hay una guía espiritual, y probablemente nunca la hubo. Solo son metáforas engañosas que sustentan la civilización. Ese papel con dibujos impresos en él. ¿Será el blockchain una mejor metáfora, más justa, ya ni corpórea? 

Toda languidece en el devenir del tiempo, ideología, virtud, y capacidad de sentir, los espartacos idealizados, y los dioses que lo precedieron. La conciencia. ¿Qué tiene que quedar de todo esto? ¿Solo la vida eternamente devorándose a sí misma? 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vedatrismo vs Conservadurismo y Progresismo (parte 1)

  En España, durante el Destape, vivimos una de los momentos más perniciosos tras la muerte del dictador y la caída de los mandatos puritano...