Savitri no dejó ningún escrito propio, como puede ser el caso de otros personajes ágrafos como Sócrates. Aunque su caso es quizás más comparable al de Lao Tsé, del que tampoco se sabe prácticamente nada, pero si pudo deleitar al mundo con su Libro del Tao. Y es un caso extraño teniendo en cuenta que su fecha de nacimiento data de los finales del siglo XVIII, y su muerte se ubica en torno al 1859, aunque es una fecha cuestionada. Tampoco se sabe su verdadero nombre, ya que adquirió el de Savitri cuando estuvo viviendo en la India. Ni tampoco se sabe el apellido de su marido, el que adquirió.
Lo que sí sabemos con certeza de Savitri es que su familia era de algún pueblo de la Sierra de Gata, aunque se desconoce exactamente cuál. Vivió en Madrid un tiempo de su juventud, donde fue testigo de la rebelión de su pueblo contra los mamelucos napoleónicos. Fue allí donde conoció a su marido. También sabemos que estuvo casi toda su juventud emigrada, o viajando. Sobre los países que visitó y las aventuras o sabidurías que allí adquirió se ha especulado mucho. Sin embargo, casi todos coinciden en que muy posiblemente estuvo unos años en el norte de la India, y luego viajó hacia Nepal, pudiendo incluso haber estado un tiempo en el sur de China, con su marido, del que no se sabe nada, salvo que murió y que le heredó una pequeña fortuna a Savitri. Con este dinero en su poder decidió regresar a su empobrecida Extremadura natal para ayudar a los suyos, viuda y a la edad de 34 años, aunque "aparentando la lozanía de las que apenas empiezan a florecer".
Como mencionamos antes, no dejó nada escrito, sino que sus sobrinos, Manuel y Sofía, se encargaron de transcribir algunos de sus discursos en lo que se conocería como Manuscritos del Jerte. Esto sería el germen del vedatrismo.
Vivió hasta muchos años, gozando de una salud de hierro hasta el fin de sus días. Aunque su edad se ha cuestionado, ya que no fue registrada en ningún sitio, salvo en otros testimonios externos y circunstanciales, a veces contradictorios, y todos datando a fechas posteriores a su muerte.
Sobre las "profecías" o grandes previsiones que realizó, las más célebres y las que más han influido en la cultura luxetana son:
- La novedad de la calle (crisis moral fruto de los avances tecnológicos).
- Comerá pan el que tenga trigo (crisis alimenticia).
- El sarraceno asolará Occidente de nuevo (crisis migratorias y guerra contra el Islam).
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