Dejadme desvariar un poquito hoy sobre el feminismo y el ginocentrismo. Lejos estoy de poder hablar con la contundencia y el conocimiento que me gustaría, pero voy a intentar poner sobre la mesa puntos que me gustaría desarrollar más adelante.
Empezaré haciendo mención a los hippies y los movimientos revolucionarios de los años 60-70. Los considero una legítima respuesta de la juventud de la época, contra los padres y los abuelos autoritarios.
Pues bien, la revolución neo-conservadora de ahora, es canalizada por los mismos impulsos (y encabezada por los mismos perfiles psicológicos) que hicieron realidad a las mencionadas.
El feminismo está situado en el centro de este "inmobilismo boomer" del que hablo. Alejado de la ciencia y el sufrimiento de la sociedad como conjunto, pareciera que, pese a la insistencia de los medios de comunicación tradicionales, estar en contra del feminismo da, como mínimo, los mismos votos que estar a favor de él.
Y es que el mundo no ha cambiado tanto. Lo único que ha mutado es el envase, en forma de tecnología y nuevos avances técnicos. La esencia sigue siendo la misma que hace 100, o 10.000 años, puesto que aún no hemos ocasionado un cambio evolutivo lo suficientemente notorio en nuestra especie.
El ser humano siempre ha tendido a ser débil y egoísta. ¿Qué locura nos ha llevado a pensar que las mujeres estarían exentas de los principales vicios de la especie?
Podríamos tal vez deducir que el ginocentrismo -situar a la mujer en el centro de todo- puede tener su origen en tiempos atávicos, en los que la supervivencia de la tribu estaba constantemente en peligro. Esos tiempos de las Diosas Madres, antes de la llegada de los indoeuropeos que trajeron consigo el carro, la espada, y la sociedad patrilineal, y de los que descendemos aún la mayoría de nosotros (de la Europa pre-Kalergi, principios de siglo XXI).
La desechabilidad masculina:
En la otra cara de la moneda, los hombres siempre han sido el sexo desechable, el prescindible. Tiene su lógica a niveles evolutivos. Un puñado de varones que convivan con muchas mujeres podrían reparar demográficamente una tribu en pocos años. No sería el mismo caso si escaseasen las mujeres.
Los hombres que hacen daño a una mujer tienden a ser más penados (con ley de violencia de género o sin ella) que las mujeres que dañan a los hombres. La desechabilidad masculina no es un fenómeno individual, sino social (tendemos a valorar más la vida de una mujer desconocida que la de un hombre desconocido). Para más información, id al video de XENU, que aporta muchísimos datos respaldados en estudios.
Recalco que no pretendo, por ello, menospreciar los problemas y las injusticias a las que se ven sometidas las mujeres históricamente. Pero el feminismo, al poner el foco en uno de los dos géneros, pierde, inevitablemente, un prisma de objetividad. La naturaleza, y el mundo, tienden a ser injustos para la mayoría de los seres humanos que pisan la tierra.
Lo mismo podría decir de los movimientos masculinistas. El MGTOW y a las demás reacciones que surgen de la Manosfera. ¿Les falta acaso razón cuando ponen en relieve que la mayoría de los mendigos, suicidios, accidentes laborales son sufridos por los hombres? Y sin embargo, también pierden objetividad y se cierran igualmente en sus burbujas de victimización.
Las medidas que ignoren la realidad biológica, y se tomen basadas en sesgos ideológicos o religiosos, no tendrán una verdadera impronta a largo plazo. El feminismo ha olvidado la realidad de la naturaleza, y esto le va a pasar factura.
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